Llega el finde y con él, como siempre, una buena ración de carreras populares.
Si no corres tú, seguro que conoces a alguien que sí.
Y ahí estás, apostado en la acera, esperando verle pasar… y claro, ya que estás, te pones a animar.
Pero cuidado.
Porque hay una fina línea entre animar… y cargarte el ánimo de alguien sin darte cuenta.
Ese clásico:
“¡Venga que no queda nada!”
En el kilómetro 4 de una media maratón.
Sí, claro. ¿Y qué hago con los otros 17?
O ese otro:
“¡Que el primero ya ha llegado!”
Gracias, justo lo que necesitaba oír para recordar que voy a 6’ el kilómetro y aún no he visto ni el avituallamiento.
Y ojo, que la intención es buena.
Pero si te pasas de gracioso, puedes hacer que el pobre corredor empiece a cuestionarse su vida entera.
La verdad es que no hace falta mucha creatividad:
Un buen “¡vamos ahí, con ritmo!”,
un “¡lo llevas de lujo!”
o incluso un simple “¡esa sonrisa!”
funcionan mejor que cualquier stand-up improvisado a pie de asfalto.
Y si no sabes qué decir… aplaude.
Haz ruido.
Que eso sí que anima de verdad y nunca sobra.
Porque a veces, la mejor animación no es la que suelta frases de motivación sacadas de una taza de desayuno.
Es la que hace sentir que estás ahí, que lo ves, y que lo acompañas, aunque sea con las palmas.
Y tú, querido corredor…
¿Alguna vez te soltaron un “¡ya está hecho!” en el km 7… y te dieron ganas de retirarte por dignidad?
Cuéntamelo en hola@correr.run
Que pases un gran día
Mariano
PD: Próxima vez que te pongas a animar, recuerda: si no tienes claro qué decir, mejor sonar básico… que pasar por cuñado motivacional.
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