El fin de semana es ese momento en el que tenemos más tiempo.
Ese momento en el que el corredor popular tiene su cita con…
La tirada larga.
Ese ritual de ponerte el despertador, preparar un café y salir cuando la ciudad aún está medio dormida.
Sales con la idea de hacer tu tirada larga “como toca”.
Pero, en el kilómetro 4, pasa lo de siempre: decides improvisar. Y empiezas a meter cosas que no estaban en el plan, tipo:
– “Voy a meter esa cuesta, que me pone las patas finas.”
– “Voy a alargar un par de kilómetros porque hoy me encuentro fuerte.”
– “Ya que estoy, voy a darle cañita a las piernas para probarme.”
¿El problema?
Que al final tu tirada larga deja de ser una tirada larga… y se convierte en una excursión sin guía.
La tirada larga tiene un objetivo muy concreto:
Acostumbrar a tu cuerpo a mantener un esfuerzo prolongado en la zona, ritmo y tiempo que te permitan acumular fatiga útil… sin destrozarte.
Cuando cambias el guion y te dejas llevar por el “flow”, entrenas cualquier cosa… menos lo que tu plan necesita.
Y el resultado es siempre el mismo:
· No mejoras lo que buscabas.
· Llegas más fatigado de la cuenta a la siguiente sesión.
· Tu progresión se estanca antes de lo que imaginas.
Porque entrenar bien no es hacer “más” ni “más duro”.
Es hacer lo que toca.
Así que, la próxima vez que te entren ganas de improvisar en la tirada larga, recuerda esto: la mejora no está en liarse la manta a la cabeza, sino en entrenar con cabeza.
Y si necesitas un plan que te diga claro qué hacer (sin líos, sin complicaciones, sin improvisaciones), escríbeme y veo cómo puedo ayudarte.
Que pases un gran día
Mariano
PD1: Lo sé, improvisar en la tirada larga engancha… pero si quieres aventuras, mejor apúntate a un trail sorpresa, no a destrozar tu plan de entrenamiento.
PD2: Si este email te ha hecho pensar en alguien, reenvíaselo. Y si aún no está en la lista, puede apuntarse aquí 👉🏻https://correr.run/
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