¿Te ha pasado que…?
Te pasas semanas entrenando, acumulando kilómetros, siguiendo la planificación al pie de la letra. Estás fuerte, rápido, preparado.
Pero llega el día de la carrera… y no es lo que esperabas.
Tu respiración, que en los entrenos era fluida, ahora se siente entrecortada.
Las piernas, que en las series iban finas, hoy pesan más de la cuenta.
El pulso va más alto de lo normal. Intentas calmarte, pero la cabeza empieza a jugarte malas pasadas.
Y ahí aparece la gran pregunta:
¿Por qué entreno bien y luego pincho en competición?
La diferencia entre entrenar y competir
Cuando entrenas, todo está bajo control.
Conoces la ruta, los ritmos, los descansos. No hay sorpresas. Si algo no sale bien, mañana hay otra oportunidad.
Pero en carrera la historia cambia.
Estás en la línea de salida, rodeado de corredores que parecen más preparados que tú.
Sientes la mirada del público.
El reloj en tu muñeca te dice que el pulso está más alto de lo que debería.
Y entonces aparece esa voz en tu cabeza que empieza a susurrar: hoy no es tu día.
Si no sabes manejar ese momento, da igual lo fuerte que estés. Tu rendimiento nunca reflejará lo que realmente puedes hacer.
Más entrenamiento NO es la solución
No se trata de hacer más kilómetros ni de meter más volumen.
Estoy seguro de que has entrenado un huevo y estás más fuerte que el vinagre.
El problema no está en tu físico. Está en cómo gestionar la competición para que juegue a tu favor y no en tu contra.
Cómo controlar los nervios en la línea de salida.
Cómo reaccionar cuando la presión empieza a hacerte dudar.
Cómo transformar esa tensión en energía para correr mejor, no peor.
Si quieres que te eche un cable para superar esta situación escríbeme a hola@correr.run y veo como te puedo ayudar.
Que pases un gran día
Mariano
PD: Los límites los ponemos nosotros mismos. Pero igual que los ponemos, podemos romperlos. Si quieres dar un paso más, aquí estoy.
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