Correr solo por un objetivo es la forma más fácil de acabar frustrado.
Sí, tener una meta es importante. Te motiva, te empuja a mejorar, te ayuda a enfocarte.
Pero si solo entrenas con la vista puesta en la meta, vas a sufrir todo el camino.
Porque cuando corres pensando únicamente en bajar de 45 minutos en un 10K, en hacer tu primer maratón o en mejorar tu marca, cada entrenamiento se vuelve un trámite.
Algo que tienes que hacer, no algo que disfrutas.
Y cuando cruzas la meta, sí, hay satisfacción… pero después, vacío.
Porque todo este tiempo solo estabas corriendo para llegar ahí.
Mira
Hoy vengo con algo que creo que te va a ayudar si quieres avanzar en esto de correr.
Porque está bien entrenar y entrenar (yo lo disfruto muchísimo), pero hay algo aún más importante:
Tener un propósito.
Y un propósito no es lo mismo que un objetivo.
A ver si me explico.
Correr con un objetivo es necesario. Hay quien quiere bajar de 45 minutos en un 10K, hacer su primer maratón o simplemente mejorar su marca.
Y todo eso está genial, porque te ayuda a concentrarte en el entrenamiento y tiene ese punto de épica de cuando alcanzas una meta.
Pero si solo entrenas con un objetivo en mente… vas a sufrir todo el camino.
Porque si ves el entrenamiento como un trámite para llegar al gran día, cada sesión se va a sentir como una obligación más en la lista de cosas por hacer.
Y no, entrenar no es solo eso.
El entrenamiento es el proceso donde vas a pasar la mayor parte del tiempo. Y si solo piensas en el resultado final, te estás perdiendo todo lo que hay en medio.
Correr con propósito vs. correr con un objetivo
Si solo corres pensando en la meta, cada entrenamiento es un trámite.
Si corres con un propósito, cada sesión es una oportunidad para disfrutar, para aprender, para andar el camino.
Porque hay corredores que NO quieren correr…
Quieren haber corrido.
Vale, esto suena un poco a fumada, pero quédate con esto:
Un propósito no es solo «correr más rápido» o «llegar más lejos» (que también).
Es entender que cada entrenamiento tiene su propio valor.
Por ejemplo…
– Las series rápidas te enseñan a superarte.
– Los rodajes suaves te enseñan a disfrutar sin presión.
– El entrenamiento de fuerza te hace más resistente y evita lesiones.
El descanso también es entrenamiento, y mejora más de lo que la gente cree.
Y cuando entrenas con propósito, desarrollas disciplina.
Y la disciplina, aunque suene raro, es libertad.
Porque si solo corres pensando en el resultado final, cuando cruces la meta vas a tener diez segundos de felicidad y después… un gran vacío.
Pero si disfrutas cada parte del proceso, cada entrenamiento se convierte en una pequeña victoria. Y el día de la carrera será la celebración de todo lo que ya lograste.
Así que corre con propósito.
Que pases un gran día
Mariano
PD: Este email me ha quedado un poco intenso, pero la idea es simple: es mejor tener un propósito que solo un objetivo.
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