Me levanto temprano.
He dejado todo preparado el día anterior para no perder el tiempo.
Me visto en modo ninja para no despertar a nadie de la casa.
Camiseta, mallas, calcetines, zapatillas y gorra.
Café rápido.
Suena un maullido, les pongo la comida a los gatos
Salgo de casa, todavía no han puesto las calles, voy trotando a ritmo lento para desperezar los músculos.
Hoy toca hacer los 14 de la suerte, un recorrido por Ciudad Universitaria y La Dehesa de la Villa.
Todavía no me he cruzado a ningún corredor.
Piensas… ¿quién coñ* me manda levantarme a estas horas?
Veo el primer corredor, le saludo con la cabeza.
Otro corredor más, le saludo con la mano.
En todos y cada uno de mis madrugones siempre me encuentro a alguien corriendo.
Y resulta que son las mismas personas…
Los sospechosos habituales.
Yo siempre saludo, aunque sea con un breve movimiento de cabeza y pienso:
Siempre hay alguien que está peor que tú, que madruga más que tú
Pero bueno, lo haces porque te gusta, porque te libera, porque es un momento para ti, son unas pequeñas vacaciones en mitad de la semana.
Y es que cuando estableces una rutina, cuando tienes disciplina correr a esas horas no es un problema, además te gusta, es la primera victoria del día.
Si lo haces a primera hora te sientas fuerte, con energía para todo el día
Pero el día que no lo haces…
¡Ay amigo!, sientes que te falta algo.
Por eso es muy importante establecer una rutina de entrenamiento, buscar esas horas del día donde puedes entrenar.
Muchas veces es complicado porque hay que buscar un equilibrio entre el trabajo, la familia y las obligaciones.
Pero existen trucos para conseguir vencer a la pereza, salir escopeteado de la cama y entrenar con ganas.
Si te cuesta establecer una rutina, escríbeme a hola@correr.run y te cuento algunas de las tácticas que a mí me funcionan.
Que pases un gran día.
Mariano
Únete a la newsletter que leen cientos de corredores populares
Motivación diaria en tu buzón para correr más y mejor