El otro día estaba leyendo la newsletter de Jeff Galloway.
Un entrenador mítico que creó su propio método: mezclar tramos corriendo con tramos andando.
Sí, literal. Tiene hasta tablas para correr-andar… ¡y bajar de 3h en maratón!
Flipante, ¿no?
Pero lo interesante no es eso, sino unos trucos que compartía para darle la vuelta a esas carreras que se atragantan.
Esos días en los que vas fundido, sin chispa, y la cabeza empieza a jugar en tu contra.
Aquí van algunos:
1/ Contar los pasos.
Puede sonar raro, pero tiene base científica: al contar pones a trabajar tu parte lógica y se silencian los pensamientos catastrofistas.
Pum: foco, ritmo, confianza.
2/ Frases mágicas.
Repetirte cosas tipo “me siento bien”, “vamos bien”, “una más”.
Parece una tontería… hasta que ves que funciona. Te cambia el chip sin darte cuenta.
3/ Mantras.
Una palabra. Dos. Repetidas con cada zancada: “suma-suma”, “fuerza-fuerza”.
Te pone en automático y te desconecta del bucle mental.
4/ Ir por partes.
No pienses en la meta. Piensa en llegar al siguiente árbol. O al siguiente kilómetro.
Pequeñas victorias que mantienen la motivación.
5/ La sonrisa.
Lo hacía Kipchoge y descolocaba a sus rivales.
Y no es casualidad: sonreír relaja al cuerpo y al cerebro. Te engañas… para bien.
6/ Visualización.
Imagínate cruzando la meta. Bien. Orgulloso. Entero.
Conectar con esa imagen te da más de lo que crees.
7/ Contar respiraciones.
No es magia, pero ayuda a calmar la mente. A centrarte en el ahora. A dejar el runrún.
8/ Dar las gracias.
Suena cursi, pero piensa un segundo en esto:
Estás corriendo, compitiendo, en tu cuerpo.
No todo el mundo puede. A veces, ese pensamiento es justo lo que necesitas.
Y ya está.
No son milagros, pero cuando una carrera se pone cuesta arriba, cualquiera de estos puede marcar la diferencia.
Y tú, querido corredor… ¿tienes algún truco en la recámara para darle la vuelta a un mal día?
Escríbeme y cuéntamelo a: hola@correr.run
Que pases un gran día
Mariano
PD: No todos los días brillan. Pero si sabes cómo cambiar el guion… te sorprenderías de lo lejos que puedes llegar.
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