Ayer Madrid fue una fiesta.
La fiesta de la zapatilla.
Miles de corredores invadimos las calles.
Y como decía el lema, no corrimos:
Sentimos Madrid.
Fue un día para enmarcar.
Para saludar, animar y compartir esa locura que solo los que corremos entendemos.
Como dice Casey Neistat:
El día del maratón es el mejor día del año.
Y no es casualidad.
El maratón es la metáfora perfecta de la vida.
¿Por qué?
Porque arrancas con ilusión. Aunque tengas experiencia, corres con un punto de ingenuidad, como un niño pequeño que cree que todo saldrá bien.
Después viene la alegría.
La euforia.
Sientes que puedes con todo. Que eres invencible. Que las piernas son alas.
Pero ay, amigo…
La vida (y el maratón) siempre guardan una emboscada.
Llegan los altibajos. Las dudas. Los dolores. Los pensamientos que te susurran al oído que no puedes.
Sufres.
Sufres mucho.
Y ahí solo queda una cosa:
Aguantar. Y confiar.
Aguantar cuando todo en ti te pide rendirte.
Confiar cuando no ves el final, pero sabes que llegará.
Y entonces, después de 42 kilómetros de guerra contra ti mismo, ves la meta.
Sufres.
Recuerdas todo el camino.
Cada entrenamiento. Cada renuncia. Cada noche de dolor en silencio.
Ríes y lloras a la vez, como si el cuerpo no pudiera contener tanto.
Y cruzas.
Y entiendes que no era solo una carrera.
Era una prueba.
Una promesa.
Una forma de gritarle al mundo, y sobre todo a ti mismo:
«Soy capaz.»
Hoy es Medal Monday.
Hoy toca celebrar lo que no todos tienen:
El coraje de intentarlo.
La fuerza de resistir.
La alegría de cruzar.
Y tú, querido corredor…
¿Cómo fue tu carrera este fin de semana?
Escríbeme y cuéntamelo en hola@correr.run
Que pases un gran día
Mariano
P.D.: Así es como se siente la vida el día después de un maratón.
P.D.2: No dejes que este Medal Monday pase como uno más. Escríbeme y cuéntame tu historia. Hoy es un gran día para celebrarlo juntos.
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