El otro día, haciendo scroll infinito en Instagram (ya sabes, ese momento de “digo que me voy a dormir, pero el pulgar tiene otros planes”), me saltó un vídeo.
Uno de esos de motivación que, por alguna razón, me hizo frenar el dedo.
No te sabría decir qué cuenta era.
Pero el mensaje se me quedó clavado.
Decía algo así como:
“Lo importante no es el tiempo ni el puesto.
Lo que cuenta es cruzar la meta sintiéndote orgulloso de lo que has hecho.”
Y pensé: pues sí.
Porque muchas veces vamos a una carrera con el reloj en la muñeca y en la cabeza.
Que si ritmo, que si parciales, que si el GPS se ha liado otra vez…
Y nos olvidamos de lo esencial:
Sentir que lo dimos todo.
Y que ha merecido la pena.
No hace falta que todo salga perfecto.
Ni hacer marca.
Ni subir una foto épica con los brazos en alto (aunque si cae, tampoco molesta).
Hace falta terminar con esa sensación de:
“Hoy no me he guardado nada. Hoy sí.”
Y sí, las marcas están bien.
Vacilar un poco también.
Pero con el tiempo, lo que queda no son los segundos.
Son los momentos.
Te acuerdas del colega con el que hiciste los últimos kilómetros.
Del susto con el gel en el km 7.
Del “voy fundido pero qué bien me lo estoy pasando”.
Por eso, la próxima vez que cruces una meta, no te lances al reloj como si fuera un billete premiado.
Párate un segundo.
Y hazte esta pregunta:
¿Estoy contento con lo que acabo de hacer?
Si la respuesta es sí, misión cumplida.
El resto… es anécdota.
Y tú, querido corredor:
¿Qué sientes cuando cruzas la meta?
¿Lo celebras o te fijas en lo que podrías haber hecho mejor?
Escríbeme y cuéntamelo si te apetece: hola@correr.run
Que pases un gran día
Mariano
PD: Las marcas sirven para vacilar con los colegas. Pero lo que realmente se queda contigo… es ese momento en el que sabes que te vaciaste de verdad.
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