¿Te suena esto?
Sales a correr, empiezas a notar buenas sensaciones…
y sin darte cuenta, te vienes arriba.
Zapatilla. Alegría.
Empiezas a apretar más de la cuenta.
Y al cabo de unos días, acabas frustrado, reventado o sin ganas.
¿Te ha pasado?
El error es este: intentar correr rápido cada día
Ese ritmo incómodo que no te deja disfrutar, pero que tampoco es brillante.
Ese ritmo donde no recuperas bien, y lo único que ganas es la sensación de que correr castiga.
(Y no. Correr no castiga. Correr es un regalo.)
Pero el problema no es la velocidad
El problema es no ser constante
Nos puede el reloj.
Nos pica Strava.
Molan los numeritos, el ritmo por kilómetro, los segmentos.
Pero esto de correr no va de demostrar.
Va de construir.
Y si conviertes cada entreno en una prueba de fuego, te cargas el hábito antes de que cuaje.
Primero, la base. Luego, lo otro
Muchas veces queremos correr rápido antes de tener trabajada la constancia.
Queremos correr antes de andar.
Y ahí es donde la mayoría se quema.
Porque lo que realmente funciona es lo que no se ve:
Kilómetros fáciles.
Entrenos sin fuegos artificiales.
Repetición.
Ahí es donde se crea la base muscular, mental y aeróbica.
No necesitas correr más fuerte.
Necesitas correr más veces.
Con calma. Con cabeza.
Paso a paso pero firme.
Sal. Corre fácil. Repite.
Ahí es donde se forjan las leyendas.
Y tú, querido corredor…
¿Tienes constancia a la hora de correr?
Si ves que te cuesta, escríbeme a hola@correr.run y vemos qué se puede hacer.
Que pases un gran día
Mariano
PD1: Yo también caí en eso de ir siempre fuerte. Spoiler: no funciona.
PD2: Si tienes un colega que se está frustrando con esto de correr, mándale este correo. Puede que le ahorre una lesión. Y si no esta en la lista se puede apuntar aquí → https://correr.run/
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