¿Sabes cuál es el mayor enemigo de un corredor?
Te doy una pista: no son ni tus piernas ni tus pulmones.
Es algo mucho más difícil de controlar… y está justo entre tus orejas.
Sí, tu cabeza.
Pero no me adelanto. Déjame contarte algo que seguramente te suena.
A ver si te reconoces en esto:
Sales a correr. Al principio, todo bien. Pero, de repente, tus piernas parecen de plomo, la respiración se te descontrola y cada paso cuesta el doble.
Miras el reloj y… vas más lento de lo normal. Mucho más lento de lo que estás acostumbrado.
Intentas apretar el ritmo, pero no hay manera. Te sientes forzado, frustrado, te ahogas…
Y terminas el entrenamiento con la sensación de que hoy no era tu día.
Pero espera un momento…
¿Y si te dijera que no siempre es tu cuerpo el problema?
¿Y si te dijera que tu forma física no tiene nada que ver con ese “mal día”?
Porque, en realidad, muchas veces es tu mente la que te pone límites.
La cabeza suele rendirse antes que las piernas.
Nos engaña, nos pone frenos donde no los hay y, muchas veces, nos sabotea.
La mente es la primera en rendirse. Mucho antes que los músculos.
Y es que todo (o gran parte) es una cuestión de actitud.
Si sales a correr con la mentalidad equivocada, tu cuerpo lo nota. No sé muy bien cómo, pero lo sabe.
¿Y qué pasa entonces?
· Que si piensas que el entrenamiento va a ser duro, lo será.
· Que si te comparas con esos días en los que te sentías imparable, solo conseguirás frustrarte.
· Que si te obsesionas con el ritmo y dejas de escuchar a tu cuerpo, acabarás agotado, tanto mental como físicamente.
Ahí está la clave: cambiar el enfoque.
Si aprendes a entrenar con una intención o un propósito claro, incluso los días “malos” suman.
Y sí, hay veces que cuesta y algunos entrenamientos se hacen cuesta arriba.
Pero si consigues entenderlo y ajustar tu actitud para esos momentos en los que la cabeza te quiere boicotear, triunfarás.
Porque no solo se corre con el corazón, los pulmones o las piernas. También se corre con la cabeza.
Así que involucra a tu mente en tus metas, hazla partícipe de esas pequeñas victorias.
Y sobre todo, no dejes que se rinda.
De todas maneras, si ves que necesitas un empujón para hacer ese “clic” mental, escríbeme a hola@correr.run Estoy por aquí para darte un cable.
Que pases un gran día
Mariano
PD: A veces, la mayor barrera no está en la distancia ni en el tiempo… está en tu cabeza. Dale una oportunidad a esa parte de ti que, en el fondo, quiere seguir adelante.
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