Una de las cosas que más me gusta de correr —y probablemente también a ti— es que es muy fácil.
Tiene una barrera de entrada bajísima.
Es accesible.
Te calzas unas zapatillas y sales a correr. Sin más.
No necesitas mucho.
No hay que pensarlo demasiado.
No hay decisiones complicadas.
Y eso, amigo, tiene algo especial.
Pero sabes qué…
Que nos encanta complicarnos la vida.
Y no por el hecho de correr en sí, sino por todo lo que lo rodea.
Hoy en día, comprar unas zapatillas es un mundo.
Hay pares para todo: para entrenar, para competir, para hacer series, para recuperar, para montaña, para ciudad, para la cinta, para tiradas largas, para suaves, para ritmos medios…
Y eso sin contar que, dentro de un mismo modelo, hay varias versiones.
Cada una con su supuesta función concreta.
La cosa es que ya no te preguntas si tienes unas zapatillas decentes.
Te preguntas si tienes las correctas para la sesión concreta del día.
Y ves a otros corredores que rotan modelos como si no hubiera un mañana.
Y piensas: “¿Me estoy quedando corto?”
Pero mira…
No te hace falta tanto.
Con un par o dos bien elegidos puedes entrenar y competir de sobra.
Uno para el día a día.
Otro más ligero o rápido para cuando quieras apretar un poco.
Fin.
Todo lo demás puede motivarte.
Puede hacerte ilusión.
Puede darte ese empujón para salir.
Y está bien.
Pero no confundas eso con necesidad.
(Y aquí te habla alguien que ha caído más de una vez en el marketing de las zapatillas…)
No, no necesitas un par distinto para cada tipo de entrenamiento.
Y desde luego, no te hace mejor corredor.
Así que la próxima vez que estés a punto de hacer clic en un nuevo pedido, pregúntate:
– ¿Lo necesito… o solo me apetece?
– ¿Lo voy a usar de verdad… o se va a quedar en el armario “para luego”?
– ¿Esto me ayuda a correr mejor… o solo a sentirme más al día?
Porque correr va de salir.
De sumar.
De moverse.
No de acumular cajas.
Y para eso, créeme: ya tienes más que suficiente.
¿Y tú, querido corredor… has caído alguna vez en comprar más de lo que necesitas?
Que tengas un gran día,
Mariano
PD: Si te apetece, cuéntame cuál ha sido tu compra más innecesaria como corredor. Ese par que usaste dos veces. Ese gadget que prometía milagros. Ese capricho que dijiste: “esto me va a cambiar la vida”… y ahí está, cogiendo polvo.
Me encantará leerte.
Y tranquilo, no se lo cuento a nadie.
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