Mira.
Mi objetivo de todas las semanas es correr entre 60 y 80 kilómetros.
Me encantaría llegar a 100, pero al final por unas y por otras no consigo sacar el tiempo.
Casi todos los rodajes los hago en la Dehesa de la Villa (para mí el mejor parque para correr del mundo).
El caso es que estaba rodando a horas intempestivas a ritmo machacón aka la tarifa plana.
La noche anterior había llovido y la Dehesa estaba llena de caracoles cruzando el camino principal.
En mi carrera trataba de esquivar los caracoles.
Cuando de repente me encuentro a un viejete vestido de camuflaje, con una red.
Aprovechando que con la lluvia los caracoles salen, este hombre los estaba cazando.
Y esto me recuerda a cómo muchas veces nos obsesionamos con los ritmos, y entrenamos a ritmo de carrera, el famoso tempo run.
No está mal entrenar a ritmos rápidos, pero es mejor ir más lento si quieres llegar más lejos.
Una de las cosas que he aprendido en estos años es a entrenar a ritmos lentos, casi a ritmo de paso de caracol.
Y es que rodar lento, por ejemplo, para un entrenamiento de maratón es fundamental.
Acostumbra al cuerpo a ir resistiendo el impacto de cada zancada y adaptando el cuerpo a soportar kilómetros.
Además, correr lento consigue mejoras aeróbicas, lo que hace es entrenar al cuerpo para aguantar largas cargas de entrenamiento.
También ayuda a dosificar energía durante muchos kilómetros, con esto se consigue movilizar las grasas.
Y enseñar al cuerpo a mover grasas es muy importante porque se convierte en una fuente de energía.
El caso es que correr lento no es tan fácil como parece, por eso hay que tratar de “cazar” esos ritmos.
Por eso si quieres a correr lento (que sé que cuesta mucho y no es fácil al principio)
escríbeme a hola@correr.run y veo como puedo ayudarte.
Que pases un gran día.
Mariano
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