Correr en modo meditación dinámica

Siempre he pensado que correr es una especie de meditación.

Una manera de estar presente.

Correr te ordena la cabeza.

Te ayuda a ver las cosas con perspectiva, a encontrar soluciones.

Y muchas veces, terminas nuevo.

Física y mentalmente.


El otro día leí una movida que decía que correr es una especie de “meditación dinámica” (Ahí queda eso.)

Y oye, cuanto más lo pienso… más sentido tiene.

Porque correr no es solo físico.

Es una experiencia sensorial.

A veces agotadora, otras frustrante…

pero también puede ser una forma de entrenar la consciencia.

O dicho de otra manera:

Estar presente.
Estar con atención plena.
Pero en movimiento.


De hecho, hay estudios que hablan de esto.

Del mindfulness en el deporte.

Y de cómo esa atención ayuda a reducir la ansiedad, a mejorar la percepción de esfuerzo y a fortalecer la resistencia mental.

Incluso hay un libro que se llama Running with the Mind of Meditation, que habla de cómo correr entrena la mente gracias a:

– El movimiento repetitivo

– La conciencia de la respiración

– El manejo de la fatiga


Todo eso crea el terreno perfecto para esto de la meditación dinámica.

Vale, todo muy bonito, pero…

¿Cómo se practica el mindfulness corriendo?

No hace falta cojín ni incienso.

Solo unos truquitos que puedes probar en tu próxima salida:

1/ Concéntrate en la respiración

Cuando notes que tu cabeza se va, vuelve a la respiración.
No hace falta cambiarla ni hacer cosas raras.
Solo observarla.

2/ Haz un escaneo corporal

Desde la punta de los pies hasta la cabeza:
¿Qué sensaciones tienes?
¿Dónde hay más tensión? ¿Dónde te sientes más ligero?

Aquí no hay respuestas correctas ni incorrectas. Solo atención.

3/ Suspende el juicio

Como el trend de TikTok: “Escuchamos, pero no juzgamos”.
Si hoy vas más lento o te cansas antes, no pasa nada.
El mindfulness va de observar, no de evaluar.

4/ Termina con agradecimiento (sí, gratitud)

Al acabar, siéntete afortunado.
Agradece a tu cuerpo por llevarte hasta el final,
independientemente del ritmo o la distancia.

Y esto sería todo.

El mindfulness no elimina el esfuerzo, pero sí cambia tu relación con él.

Ya no es un enemigo que hay que vencer, sino un compañero con el que aprendes a entenderte.

Pruébalo en tu siguiente carrera.

Empieza con unos minutos de atención plena.

Escucha. Observa. Da la bienvenida.

Porque correr no va solo de aguante físico.

También es una forma de poner fuerte la cabeza y aprender a escuchar, de verdad, a tu cuerpo.

Si lo pruebas y te apetece contarme cómo fue, escríbeme a hola@correr.run

Que pases un gran día
Mariano

PD: Esto de la meditación dinámica igual suena a fumada. Pero una vez lo pruebas… ya no lo ves igual.

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