👂🏼 ¿Qué te pide tu cuerpo hoy?

Escucha:

Hay muchos corredores (como tú, quizá) que solo tienen un objetivo:

Correr.

Y oye, no está mal, pero seamos honestos: es tan genérico como decir “voy a hacer ejercicio”. Al final, eso no lleva a ningún lado.

El problema de no tener un objetivo claro es que los entrenamientos acaban siendo un poco… ¿cómo decirlo? Un batiburrillo sin pies ni cabeza. Y eso, tarde o temprano, te lleva a estancarte, lesionarte o directamente tirar la toalla.

Si quieres alcanzar tus metas sin estancarte ni lesionarte, aquí tienes algunas recomendaciones (personales) que quizá te ayuden.



1. No te conformes con “sentir que hiciste algo”.

Sí, sudar está bien, pero cada sesión debe tener un propósito claro. No vale salir a correr por inercia. Puede ser un rodaje regenerativo, un tempo run o unas series para trabajar velocidad. Lo importante es que cada entrenamiento apunte a mejorar algo.

Olvídate de sumar kilómetros por sumar. Define tu meta en cada sesión: ¿quieres mejorar ritmo, ganar resistencia o adaptarte a un terreno? Pues corre con eso en mente.



2. Cuidado con los “picos” de motivación.

La motivación está genial, pero en exceso, puede pasarte factura. Entrenar como si fueras un corredor profesional solo porque hoy te levantaste con ganas puede acabar en un billete de ida al sobreentrenamiento.

El progreso real no es como un sprint; es más bien un maratón (pero sin la parte de correr 42 km de golpe). Se avanza pasito a pasito, con constancia. Aprende a dosificar esa motivación explosiva o acabarás más cansado que una serie final de cuestas.



3. Entrena aunque el día no sea perfecto.

Mira, la verdad es que si esperas el “momento ideal” para entrenar, terminarás corriendo… nunca.

¿Hace frío? Abrígate. ¿Llueve? Pues impermeable. ¿Simplemente no tienes ganas? Esto puede doler un poco, pero… a nadie le importa! Los días malos son el entrenamiento secreto que te prepara para los momentos duros en las carreras. Entrenar bajo la lluvia o con cero ganas es como un curso intensivo para tu cabeza. Y créeme, eso marca la diferencia.



4. Escúchate.

No me refiero solo a tus piernas o a tu corazón, sino a tu reloj interno.

¿Qué te dice el cuerpo hoy?

¿Te está animando a apretar un poco más o te está pidiendo descanso?

Nuestra energía puede ser cambiante pero aprender a escucharla es clave. Si sientes fatiga mental o estás más cansado que un lunes sin café, hazle caso a tu cuerpo.




En resumen: correr mejor, no más.

Deja de obsesionarte con correr más kilómetros que tu vecino del Strava. Lo que importa es correr mejor: entrenar con cabeza, disfrutar del proceso y, sobre todo, llegar lejos sin romperte.

Y tú, corredor,

¿Qué te pide el cuerpo hoy?

Escríbeme y cuéntamelo a hola@correr.run 

Que pases un gran día
Mariano


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