Hoy quiero hablarte de algo que, aunque puede parecer personal, sé que en el fondo le pasa a otros corredores.
Hablo de esa sensación que hace que atemos las zapatillas día tras día, aunque llueva, haga frío o estemos agotados.
Cada persona tiene su razón.
Algunos corren por las endorfinas, esa «droga» natural que te llena de bienestar después de una buena carrera.
Otros lo hacen porque les da un momento para desconectar del ruido, como si pudieran dejar atrás, aunque sea por un rato, los problemas del día a día.
Luego están los que corren para alcanzar objetivos: romper un récord personal, llegar más lejos o más rápido.
Y no podemos olvidar a los que corren por la libertad que sienten, como cuando éramos niños y corríamos sin preocuparnos por nada.
¿Y yo?
Para mí, lo que engancha de verdad no es solo uno de esos motivos, sino algo mucho más especial:
Las sensaciones únicas que aparecen cada vez que salgo a correr.
Es curioso, porque no importa si estás haciendo series exigentes, una tirada larga o simplemente un trote suave para despejarte.
Cada carrera es diferente.
Ningún día es igual al anterior.
A veces sales con toda la energía del mundo y terminas sintiéndote invencible. Otras, los primeros pasos parecen un calvario, pero, de alguna manera, al final encuentras tu ritmo y todo fluye.
Y eso, querido corredor, es lo mágico de este deporte.
Siempre hay algo nuevo que descubrir.
Cada vez que sales, es como abrir un libro cuya historia aún no conoces.
Puede ser que te sorprenda con un amanecer espectacular, una idea brillante que aparece de la nada o simplemente la satisfacción de haber salido, incluso cuando no te apetecía.
¿Te has fijado cómo correr es como la vida misma?
Un día estás en la cima, y al siguiente estás luchando por avanzar un metro más.
Pero sigues, porque sabes que, al final, lo que cuenta no es solo llegar, sino todo lo que aprendes y sientes en el camino.
Ahora te toca a ti.
¿Qué es lo que te engancha a correr?
¿Eres de los que disfrutan cada zancada o de los que aman esa sensación de logro al final?
Escríbeme y cuéntamelo a hola@correr.run
Me encantaría leer tu historia.
Que pases un gran día
Mariano
PD: La próxima vez que salgas a correr, presta atención a esas pequeñas sensaciones. Porque, al final, son ellas las que hacen que sigamos atándonos las zapatillas, una y otra vez.
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